¿RECICLAMOS ALUMINIO?
¿RECICLAMOS ALUMINIO?
Gracias al ahorro que se produce durante el reciclado de aluminio y a que es un proceso relativamente sencillo, el aluminio se empezó a reciclar muy pronto y hoy en día es una actividad normal. El proceso de reciclado del aluminio aporta, además, importantes beneficios medioambientales, económicos y sociales:
- Al producir aluminio a partir de chatarra existe un ahorro del 95% de la energía si se compara con la producción a partir del mineral.
- En el proceso de reciclado no cambian las características del material ya que se obtiene un producto con las mismas propiedades. Además, el aluminio puede reciclarse indefinidamente y sin disminuir la calidad del mismo.
- El 100% del material puede ser reciclado.
- En el proceso de reciclado de latas de aluminio no hay que eliminar otro tipo de materiales, ya que tanto la tapa como la lata son de aluminio; Es importante distinguir en el reciclaje de latas que muchas de ellas no son de aluminio sino de hierro, por lo que el precio de compra en las chatarrerías sería inferior. Cada metal para chatarra tiene deferente precio de compra, incluso dentro de cada tipo de metal el precio es diferente dependiendo de múltiples factores. Si dispone de chatarra de aluminio debe ponerse en contacto con un chatarrero como es el caso de Recemsa y podrán darle una valoración.
- Las latas vacías se pueden aplastar fácilmente, ocupando muy poco volumen, por lo que son fáciles de transportar.
- Reutilización indefinida: El aluminio recuperado, una vez seleccionado y prensado, se funde y con él se fabrican nuevos lingotes de aluminio que se utilizan para cualquier aplicación.
El reciclado del aluminio es un proceso complejo, en el que intervienen diversos factores. Tanto sus canales de recuperación como sus aplicaciones y mercados presentan múltiples posibilidades. El papel del recuperador o chatarrero es fundamental porque se encuentra en el centro del “ciclo” y colabora en forma decisiva para darle el mejor uso posible a un material que puede ser reciclado prácticamente en un 100%.
El aluminio usado llega principalmente por dos canales:
- de los desechos del consumo ya sea doméstico o industrial (por ejemplo, cables eléctricos, planchas litográficas, latas de bebidas, otros envases y embalajes, desguace de vehículos, derribos, etc.)
- de los recortes y virutas que se producen durante la fabricación de productos de aluminio.
Por lo tanto, para los recuperadores mayoristas, como es el caso de Recemsa, pueden haber diferentes tipos de proveedores: la industria en general, fábricas, pequeños talleres, plantas de selección, minoristas o mayoristas, poniéndose de manifiesto una creciente internacionalización de este sector de la recuperación
Existen muchos tipos de aluminio distintos que se comercializa en el mercado de la recuperación, pero se pueden agrupar básicamente en cuatro:
- los productos de aluminio laminados (planchas de construcción, planchas de aluminio de imprentas, papel de aluminio, partes de carrocerías de vehículos…),
- los extrusionados (perfiles para ventanas, piezas para vehículos…),
- los aluminios moldeados ya sea por gravedad o por inyección (piezas de aluminio para motores, manubrios de las puertas, etc.)
- los trefilados para la fabricación de cables de aluminio y otros usos.
La industria también clasifica el aluminio en primario, cuando se extrae de su mineral bauxita, y de segunda fusión, cuando su materia prima básica son las chatarras y recortes de aluminio provenientes de aluminio ya usado y de recortes de fabricación.
Se emplea el término “chatarra” en sentido amplio, como desechos de productos metálicos ya utilizados, conscientes de que el sector recuperador aplica principalmente este término a los desechos de productos de hierro y acero.
Una vez llega el aluminio usado al gestor de chatarras, éste se encarga de darle la preparación óptima para su comercialización, cumpliendo las normas nacionales e internacionales que existen en el sector. Tiene que preparar el aluminio, separándolo de los restos de otros metales y material por diversos métodos (manualmente, fragmentado, triturado, cizallado, etc…).
Es importante una buena clasificación del aluminio, para poder darle la mejor salida posible. La chatarra a veces es prensada para ocupar menos volumen y favorecer el transporte. Tras estos procesos el aluminio es enviado a una fundición, que puede darle el mismo uso de origen, o usarlo para fabricar otros objetos. Después el fundidor o refinador lo convierte, mediante fusión, en lingotes, tochos, productos de desoxidación…etc.
Hay muchos tipos de aluminio recuperado, y cada calidad puede tener salidas diferentes. Según la pureza del material, éste será utilizado para una u otra aplicación. Dentro de los productos laminados nos encontramos las latas, que se pueden usar para fabricar aluminio refinado para volver a hacer latas si son nuevas o han sido muy bien clasificadas.
Los recortes de fabricación de muy diversas aleaciones pueden ser utilizados para fabricar lingotes de la misma o de diferentes aleaciones.
El aluminio de chapas litográficas y cables eléctricos, es un aluminio muy puro por lo que su aplicación en el reciclado es bastante amplia, utilizándose para la fabricación de aleaciones de alta pureza o, mediante mezcla, para reducir los porcentajes de aleantes presentes en otras chatarras recuperadas. Dada la versatilidad, su precio es el más caro del mercado de la recuperación.
El aluminio cárter procedente de llantas de coche, culatas, bloques o cárteres de motor, piezas de fundición, etc., se destina a la fabricación de lingotes con destino a ser fundidos y moldeados, siendo el porcentaje más alto de los lingotes que se producen por las plantas de segunda fusión, aproximadamente un 70% del total de su producción. Las mismas salidas tienen las virutas de aluminio, procedentes del torneo de piezas fundidas.
Fuente: aluminio.org/
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