Hong Kong, una de las regiones más modernas y pobladas del mundo se enfrenta a grandes dificultades para reciclar debido a los pocos puntos de reciclaje de los que dispone. Además, si tenemos en cuenta que cuenta con más de 7 millones de habitantes, el problema aumenta considerablemente.
A todo esto se añade el reto que se ha iniciado este año: la prohibición por parte de China de importar a su territorio ciertos materiales para reciclar.
Hasta el año 2017, Hong Kong exportaba a China el 90% de sus desechos reciclables, además de servir como puente para reexportar al territorio chino continental los residuos que otras naciones enviaban hasta la ciudad de los rascacielos.
Debido a esta limitación, la ciudad ahora está acumulando papel, cartón y otros desechos por diferentes zonas. Los plásticos, por ejemplo, están ahora presentes en vertederos de la ciudad, por lo que de nada sirve el trabajo que los ciudadanos han hecho cuando los han depositado en los contenedores destinados a este fin en Hong Kong. Algunos expertos activistas indican que China está haciendo un favor al mundo, ya que ahora los países deben innovar e invertir en la gestión de sus desechos, mejorando la capacidad de la misma.
Ante la incapacidad para procesar todos los residuos, las autoridades en Hong Kong están proponiendo algunas alternativas para que los materiales de reciclaje no acaben en vertederos. El problema principal, según el Gobierno, es la falta de terreno para disponer de unas instalaciones de reciclaje adecuado. La realidad es que Hong Kong es uno de los lugares con los alquileres más caros del mundo, pero las organizaciones medioambientales afirman que el error está en un uso inadecuado del suelo.
Aunque para este año se espera la construcción de una planta de procesamiento que convierta los residuos de alimentos en energía y recursos utilizables, está no tendrá capacidad suficiente para todos los desperdicios. Además, se prevé poner en marcha una incineradora, una medida que está teniendo demasiada controversia, además de ayudas económicas a las empresas y consumidores que reciclen. Mientras tanto, Hong Kong seguirá acumulando basura y los contenedores llenos.
El gobierno ya ha implantado una tasa por desperdicios, que entrará en vigor el próximo año, obligando a los ciudadanos a pagar 0,11 dólares de Hong Kong por cada kg de basura recolectada. Se estima que cada hogar tendrá que pagar entre entre 3,5 y 5,5 euros al mes por los desechos acumulados. Esta medida ya fue un éxito en otras ciudades asiáticas como Taiwán y Seúl, consiguiendo reducir los residuos en más de un 30%. Mientras tanto, es necesario restablecer la confianza en el sistema de reciclaje en Hong Kong.
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