Soluciones para el problema de la basura electrónica
Las necesidades en las que se encuentra el medio ambiente en torno a un uso responsable de las materias primas y una correcta reutilización y reciclaje son obvias. Hay muchos problemas a este respecto: la basura electrónica, materiales que son marginados del ciclo del reciclaje o el abuso del uso de plásticos y metales de una sola vida. Pero también hay soluciones, algunas más cómodas que otras para el establishment.
Lo primero que necesariamente hay que señalar es que cada año se produce más basura de metales y plásticos tratada incorrectamente. Es un hecho objetivo, cada vez se consumen más artículos de este tipo y, por extensión, causan más desperdicios que provienen de dichas mercancías. Hasta ahí, la exposición es lógica y todo el mundo la entiende. Parece incluso normal que estos hechos tengan lugar en el planeta tierra. No obstante, hay otras acciones e irresponsabilidades que tienen mucho que ver en que esta realidad suponga contaminación galopante a todos los niveles. Estas acciones (o ausencia de ellas) parten de tres conceptos clave: la ignorancia sobre los materiales, la pereza y la responsabilidad de las administraciones públicas.
Ignorancia sobre los materiales
¿Qué opináis de materiales como el estaño? ¿Sabíais que este metal se usa, casi siempre, para realizar compuestos en industrias dispares (cosmética, cerámica…etc) o para revestir otros metales? Si no lo sabéis no pasa nada, no tendríais por qué saberlo. Lo que sí es bueno saber es que se produce en grandes cantidades y después, en la inmensa mayoría de los casos, no se recicla cuando el producto que lo integra es desperdiciado en forma de basura electrónica u otro tipo de desechos. Pues bien, ¿sabíais que el estaño podría reutilizarse de manera masiva para su implantación en baterías de automóviles eléctricos? Efectivamente, no solamente su reutilización sería una noticia estupenda para el medio ambiente, sino también para la industria que propiamente se encarga de explotar esta materia prima. Normalmente el estaño acaba en la basura en múltiples composiciones junto con el producto entero del que forma parte. Sin reutilizaciones. Quizá sería bueno conocer la utilidad de los materiales de los que están hechos nuestros aparatos o productos diarios para entender qué partido se los puede sacar más adelante.
Pereza
No solamente ocurre en los países desarrollados. También en los países en vías de desarrollo se produce gran cantidad de basura electrónica. Los consumidores rara vez se preocupan por saber cómo pueden sacar partido a un producto obsoleto o cuál es la responsabilidad del fabricante en ese sentido. Sí, el fabricante tiene responsabilidades con tu producto una vez no sirva o se vaya a convertir en la ya citada basura electrónica.
Responsabilidad de las administraciones públicas
La frase anterior servía para anunciar lo que viene a continuación. Las administraciones públicas tienen como primera labor el hecho de asegurar que se cumplan las leyes. Probablemente cuando adquirís un celular u otro producto electrónico generador de basura electrónica no sepáis algo importante (nadie suele saberlo): Los fabricantes tienen la responsabilidad de ocuparse de ese producto una vez pierda su vida funcional en pos de su reciclaje. O al menos de favorecer el correcto uso de sus materiales. Pero ahí no queda la cosa. Y es que, aparte de que las empresas no se están encargando de la posterior gestión de la materia prima en absoluto, están cobrando a los consumidores (nosotros) un recargo cada vez que compramos un artículo suyo precisamente alegando este supuesto servicio de recogida y gestión de materiales. Parece mentira pero es totalmente cierto. Para informarse, tan sólo habría que contactar con los responsables de atender a los consumidores en cada compañía. Pero claro, ¿en qué momento las administraciones públicas están siendo responsables a la hora de asegurar que las empresas cumplan este cometido? Se trata de una omisión gravísima. Por un lado están tolerando que las compañías no cumplan su cargo de reciclar correctamente sus productos una vez usados. Pero, por otro lado, también están permitiendo que se cobre a los clientes por este servicio de manera subversiva.
Los problemas que acompañan al asunto de la basura electrónica son muchos y muy variados, pero las soluciones no son un enigma. Las colaboraciones entre las administraciones públicas, el chatarrero, los fabricantes de productos electrónicos y, también, las empresas de venta de segunda mano (véase el ejemplo de Cash Converters) es una opción necesaria. Además reactivaría muchas economías satélites como chatarrerías o empresas de gestión de residuos que sufren diariamente por los problemas burocráticos que se les impone. También existen ONG’s que contribuyen a aportar segundas vidas a los materiales pero lo cierto es que una organización sin ánimo de lucro jamás podrá tener los medios que puedan tener las administraciones públicas o la empresa privada. A veces la información lo es todo. O quizá, simplemente, baste con empezar a cumplir la ley.
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